Soberanía a la Carta o Totalitarismo del Siglo XXI
La oscuridad, aliada de los amantes, también lo es de quienes, al margen de las leyes, generalmente por encima de ellas cuando las pisotean, usufructúan la ventaja proporcionada por la poca o nula visibilidad proporcionada por la noche tras tender su oscuro manto, a fin de cometer toda suerte de fechorías y felonías, de allí ese denominador común de las emboscadas y asaltos: desde tiempos inmemoriales suelen darse al amparo de la penumbra, sea ésta natural o artificial, amén de sorpresivas su tenebrosidad imposibilita o en todo caso dificulta (así los perpetradores ganan tiempo) a los investigadores y sabuesos conocer quiénes y cómo las cometen. La Postmodernidad, signada por el dominio de lo artificial de la tecnología sobre la natura, no obstante, su imperial iluminismo, tampoco ha estado exenta de la opacidad de tales crueldades. Fehaciente proporciona muestras evidentes de nocturnas fechorías y crímenes al permitirnos presenciar, online, en tiempo real y horarios no aptos para menores de edad, espectáculos caracterizados por masacres y genocidios de pueblos y naciones insumisos a los mandatos y designios de la elite mundial regente del planeta Tierra, sólo iluminados por las estelas de los misiles y balas trazadoras disparadas por los ejércitos “salvadores”, generalmente compuestos por mercenarios y asesinos a sueldo, mientras cómodamente instalados ante sus Smart tv o moviendo los índices cuando hacen funcionar el scrolling infinito de sus teléfonos móviles, miles de millones de insensibles espectadores contemplan esas matanzas, anunciadas en las carteleras, marquesinas y candilejas geopolíticas del Capitalismo Hollywoodense actual, la crueldad y la muerte son los principales protagonistas de esos reality shows: La masacre del pueblo iraquí a manos de las huestes de la coalición internacional, autorizada por Naciones Unidas (ONU) y comandada por Estados Unidos de Norteamérica y su presidente para aquel entonces, George H. W. Bush, bautizada eufemísticamente con la denominación de Tormenta del Desierto, y en noches más cercanas a las actuales el genocidio cometido por el Régimen Sionista de Benjamín Netanyahu, con la excusa proporcionada por el ataque y secuestro de colonos israelíes ejecutado por Hamas (grupo terrorista financiado por el mismo Sionismo), apadrinado por el gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica, bajo la mirada cómplice del concierto de países agremiados en la ONU, con la honrosa excepción de Yemen, en contra del pueblo palestino, confinado, hacinado y muerto de hambre en la Franja de Gaza, constituyen sólo una breve reseña de la tenebrosa perversidad de estos Regentes Planetarios.
Esta opacidad no necesariamente ha de ser material o visible, también ha habido y hoy día más que nunca pululan entre nosotros (a pesar de todos los adelantos tecnológicos), confundidos con nosotros, pillos, delincuentes de cuello blanco y alma por demás oscura, toda suerte de trúhanes, sociópatas cuyo accionar supera en maldad y perversidad el de los pranes de las cárceles venezolanas, quienes, además de estafarlos generalmente por vía electoral haciéndoles creer que son ellos los electores de sus presidentes, con ayuda de la tecnología se aprovechan de la confianza, buena fe o ingenuidad de los ciudadanos para, burlándose de una “soberanía popular” escasísima si no agotada, entre gallos y medianoche cuando Ya todo está en calma. El musculo duerme. La ambición trabaja, tender sus emboscadas y timarlos cuando anuncian como presidente electo no al candidato presidencial favorecido con el voto de la mayoría de esos ciudadanos sino a aquellos previamente seleccionados en los conciliábulos y trastiendas del poder real. En realidad, casi todos esos pseudo líderes acceden al poder “ungidos” gracias a decisiones de la Nobleza Negra de Venecia, tomadas generalmente desde la headquarters de su principal centro de poder actualmente ubicado en la City londinense con ramificaciones en Wall Street, Tokio y Dubái, además de contar con la promoción y venia de sus organizaciones subsidiarias, Foro de Davos (World Economic Forum) y Club Bilderberg entre ellas, siendo los procesos electorales meras puestas en escena de un repetitivo teatro de la crueldad en el que los productores y guionistas se burlan de la ingenuidad de los “electores” haciéndoles creer que sus votos servirán para elevar a la Presidencia del país en cuestión al candidato de su elección mientras ellos avanzan en sus maquiavélicos planes de dominación de la Humanidad. Los administradores del planeta designan a estos lacayos presidenciables en virtud de su obediencia y sumisión para cumplir la tarea, no sólo de administrar la esperanza y la fe de los pueblos, también son instruidos con el encargo de aplicar terapias de shock, programas de ingeniería social, PSYOPS (Psycological Operations), pandemias ordenadas por la OMS (Organización Mundial de la Salud) y proyectos de extracción y saqueo de recursos minerales y biológicos, además de mantener sometidos, cautivos, en el más completo y perverso atraso cultural e intelectual, léase oscuridad mental, y por si fuera poco en absoluta ignominia, a los ciudadanos de los países por ellos presididos, valiéndose del poder transferido por la voluntad soberana mediante este perverso teatro electoral con el deleznable pero aún más perverso fin de tiranizarlos e incluso esclavizarlos, expropiando para su único y personal beneficio la soberanía transferida ingenuamente a ellos por el pueblo mediante el acto de votar. Obedientes, estos capataces se dedican a ejecutar los mandatos de sus amos, orientados al establecimiento de un pretendido Gobierno Mundial y aunque sus planes hoy presentan evidentes signos de fracaso persisten en ellos pese a la resistencia y oposición de los ciudadanos del mundo.
Para cumplir sus designios utilizan variadas herramientas, una de sus preferidas es el milenario ardid de la polarización política, siniestro dispositivo de control social con el cual dividen a la población de cada país en dos polos operados por ellos mismos de acuerdo a sus intereses y conveniencias, particularizadas y estructuradas acordemente con las características económicas y políticas de cada país del orbe. Indiferente de la nación escogida, cualquiera podrá contemplar una confrontación, incluso en ocasiones pudiera llegar a alcanzar ribetes de guerra suicida, entre dos masas de ciudadanos, ideologizadas cada una con los signos y símbolos y mensajes, nomenclatura de la ideología de su preferencia (siempre una de las dos), personificada en los partidos, movimientos y agrupaciones, bien sea de “izquierda” o de “derecha”, indistintamente de sus matices o variantes desde los extremos hasta el centro, en los que militan o de los que son simpatizantes. En el caso de la Venezuela actual sus máximos representantes María Corina Machado (Vente Venezuela, derecha) y Nicolás Maduro (Polo Patriótico, izquierda), líderes de cada uno de esos polos, sólo representan a la perfección su papel de actores de reparto en el perverso guion programado, previamente escrito por los Regentes Planetarios. Tan cierta es esta afirmación que para comprobarla basta saber que el gobierno venezolano contrató a la familia Rothschild, dueños de la trillonaria endeudada Reserva Federal Estadounidense, para que lo asesore en el refinanciamiento de la deuda externa de Venezuela. Dicho en jerga popular criolla: ellos mismos se pagan y se dan el vuelto. Aquellos venezolanos incrédulos bien pueden remitirse a ver y analizar la temporada 2 de Jack Ryan, serie producida por Amazon en 2018, en la que se retratan casi al calco los hechos acaecidos durante las últimas semanas en nuestro país. ¿Coincidencia, casualidad? Cada quien que decida.
Conscientes del poder adquirido (algo debemos agradecer a la tecnología) por Internet y las redes sociales, los gobiernos de todos los países realizan esfuerzos, legales e ilegales, para tenerlas bajo su control absoluto y en caso de no lograrlo incluso acuden al expediente de la vía rápida o fast track, privilegio proporcionado por el usufructo del poder estatal, de bloquearlas, censurarlas o prohibirlas con el objetivo de mantener la oscuridad noticiosa al evitar que información negativa o critica de la gestión gubernamental sea difundida y de que los mensajes y directrices de los líderes de los partidos opositores no sean recibidos por sus seguidores, mientras bombardean con propaganda (negra o blanca) los teléfonos y computadoras de cada uno de los propietarios de tales dispositivos, actuando así con ventaja y alevosía al privilegiar al partido y a los líderes del gobierno. Generalmente lo hacen cuando los miembros de la elite gobernante sienten que son atacados desde esos medios virtuales o la ventaja en las encuestas no los favorecen. Igualmente acuden al auxilio de la tecnología para el forjamiento de los resultados electorales con el malsano fin de sumar electrónicamente votos a los candidatos del partido gobernante cuando estos no resultan favorecidos por la mayoría de los electores. El mega fraude, impedido de cometer completamente gracias a la tecnología también, ocurrido en las recientes elecciones venezolanas, sumado a los ultimas robos electorales acaecidos en Estados Unidos (Donald Trump, la victima), España (Pedro Sánchez, el ladrón) y Francia (el robo a Mary le Pen así lo demuestra), además de una tendencia de escala mundial en la que sin tapujo alguno la elite regente impone sus lacayos, constituyen reales evidencias de la degradación y corrupción de aquella “política”, otrora idealizada por Platón y Aristóteles, hoy prostituida y convertida en vulgar mecanismo para hacer negocios y manejos sucios en manos de asaltantes y mafiosos de toda laya.
Tales abusos, nos hacen recordar aquel pensamiento de nuestro Padre Libertador Simón Bolívar, conocido por nosotros y muchos coetáneos en nuestra primera infancia cuando en las carteleras y paredes de nuestras escuelas leíamos: Moral y luces son nuestras primeras necesidades. Moral y luces no convenientes, por eso incomodas a los gobernantes del mundo actual. Asimismo, nos mueven a arrojar un poco de luz con el fin de retrotraer a su lugar correspondiente, impregnándolo de su brillantez y majestad original, un vocablo con el que se categoriza a los conjuntos y grupos de personas, independientemente de su cantidad y del lugar o territorio donde residan. Categoría asaz prostituida y manoseada por delincuentes políticos y asaltantes del poder, cualquier poder, en toda época histórica, no sólo en Venezuela, el alcance de este problema es mundial. Dicha práctica, poquísimas excepciones en cualquier país o nación del planeta, ha sido denominador y característica común de los delincuentes de cuello blanco, y de toda ralea, traficantes de cualquier cosa u objeto traficable, quienes, travestidos de políticos o estadistas, movidos sólo por intereses mezquinos y espurios se apropian del poder para usufructuarlo en beneficio personal, familiar y de sus allegados, en lugar de cumplir las obligaciones o deberes para con las personas que, crédulas o ingenuas, al confiar en su demagógica verborrea cuando anuncian promesas nunca cumplidas, acuden confiadamente a depositar sus votos en los cementerios electorales cada cierto periodo de tiempo, según lo estipule la Carta Magna de cada uno de estos países. Ya sean estos procesos, locales, regionales o nacionales, cumplidos sus períodos gubernamentales, se les puede ver, revestidos y protegidos del absolutismo de la impunidad y sin escrúpulo alguno, hacer gala y ostentación de sus fortunas y riquezas mal habidas, merced de privilegios concedidos por el Estado sin ningún control o vigilancia, facilitador y vía expresa para cometer toda suerte de atropellos, represalias, componendas, corruptelas y trapisondas.
A fin de mantenernos en la estulticia, es sobre nosotros sobre quienes se ceba la impudicia, y perversidad de estos asaltantes, de allí que se torna obligante afirmar: pertenecemos al conjunto de personas (de cualquier lugar, región o país), del cual formamos parte indisoluble, comúnmente categorizado y conocido mediante la definición de “pueblo”. Desde la perspectiva política, el pueblo, (proveniente del latín popŭlus), lo constituyen (también de manera indisoluble) las personas integrantes del Estado, sin ningún tipo de distinción de raza, género, religión, nivel económico o social; de lo anterior es posible colegir: Sin pueblo no existe el Estado. Aunque no consta en las actas de las reuniones del Parlement, por lo que se duda que tal anécdota sea verídica, pudiendo ser apócrifa, como tantas otras frases célebres, su inexistencia no ha impedido que la claque política delincuencial, a fin de cometer sus felonías, se haya apropiado, internalizándola hasta la saciedad, de la expresión endosada al Rey Sol, Luis XIV de Francia: El Estado soy yo (traducción de la expresión francesa L'État, c'est moi) que éste habría pronunciado el 13 de abril de 1655 ante el Parlamento de París, a los dieciséis años de edad. La expresión, al obviar e ignorar la existencia del pueblo, identifica al rey con el Estado, en el contexto de la monarquía absoluta (Wikipedia dixit). No existiendo en nuestro país una monarquía, la actitud asumida por Nicolás Maduro y sus seguidores, inmediatos o no en la cadena de mando, tras los acontecimientos ocurridos antes, durante y después del proceso eleccionario ocurrido el 28JUN del presente año, así pareciera demostrarlo, siéndole aplicable, aunque no la haya pronunciado, la hoy más actual y vigente que nunca expresión de marras, al arrojar en el cesto de la basura no sólo el texto constitucional y las leyes rectoras del Poder Electoral Venezolano, teóricamente independiente, la práctica real demuestra lo contrario, y aunque no la haya proferido propiamente ante micrófonos y cámaras, su autocrático comportamiento además de reafirmarla, pone en conocimiento de todos los venezolanos y venezolanas no sólo el agotamiento, también muestra lo inútil del conocido lema: La Soberanía reside indefectiblemente en el pueblo, su inutilidad es de una obviedad insalvable. El accionar del gobierno venezolano en los últimos días, represivo hasta el exceso, además de expropiársela, nos está diciendo a las claras que la Soberanía del Pueblo, aparece en la Carta Magna sólo por accidente y conveniencia de muchos de los Constituyentes del año 1999, circunstancias de nuestra historia política ocurridas en nuestro pasado cercano que les permitieron catapultarse a la toma del poder y convertirse hoy en los conspicuos líderes de un gobierno, en todos sus niveles, de evidente corte totalitario, y porque aún no han podido borrarla del texto Constitucional, aunque su praxis política muestra a las claras su tachadura o cuando menos el olvido de esa línea del texto de nuestra Carta Magna.
En la Antigua Grecia, el demos (δῆμος), el pueblo, era el sujeto de la soberanía en el sistema democrático. Es importante acotar que no formaban parte del demos las mujeres, los niños, los esclavos o los extranjeros, de allí la esencia aristocrática de aquella democracia. Al respecto y en un paralelismo histórico podría decirse que actualmente en Venezuela, dada la vulneración o inexistencia de ella, sólo son sujetos de soberanía los integrantes de una advenediza y recién vestida aristocracia de pacotilla, actual elite gobernante, mientras el verdadero pueblo queda execrado de dicho poder. Según el Derecho romano, por su parte, el pueblo encarnaba el concepto humano del Estado, en el cual cada uno de sus integrantes era titular de derechos y obligaciones civiles y políticas. En Roma, existían dos cuerpos sociales y políticos diferenciados que, juntos, constituían la República romana: el senatus (senado) y el populus (pueblo), los patricios y los plebeyos. Trasplantada por los conquistadores españoles a nuestras tierras, heredaríamos de la Roma Imperial, cultural y políticamente, esa misma diferencia, separación y segregación de funesta incidencia en el surgimiento de una clase política cuyos intereses generalmente, hoy más que nunca, marchan en sentido opuesto a los del pueblo. En concordancia con los teóricos y estudiosos del tema se denomina Pueblo soberano aquel país o nación que cuenta con un gobierno independiente (en nuestra realidad postmoderna ninguno lo es realmente) y que, en virtud de esto, tiene plena potestad para ejercer la autoridad suprema dentro de su territorio. Asimismo, goza de la libertad de autodeterminación para crear sus propias leyes, elegir sus formas de gobierno y a sus gobernantes, así como para decidir sobre sus asuntos políticos y económicos sin ningún tipo de injerencia de otros Estados o naciones. Valga la pena reiterarlo: las anteriores constituyen solo definiciones útiles a los teóricos y académicos, nada de esto se cumple en el mundo real.
La actuación del gobierno venezolano previo, durante y posteriormente a las elecciones del 28JUN del 2024 no sólo desdice también demuele y echa por tierra todo este basamento teórico respecto de la soberanía, convirtiéndolo en un mero saludo a la bandera, convirtiéndose a su vez el Estado no sólo en reino de la opacidad y la impunidad, también a decir de los entendidos nos constituimos en Estado no sólo Fallido, Forajido también. Aun sin aparecer la alborada, en una larga y tenebrosa oscuridad la soberbia del ogro (nada filantrópico por cierto) venezolano obnubila y para pesar nuestro sólo atinamos a vislumbrar los destellos de sus garras y colmillos, sobre todo los de las fuerzas policiales, militares y paramilitares, evidente demostración del accionar de un gobierno gestionado por una burocracia totalitaria de nuevo cuño, pero también con marcados signos de aquella praxis nacional socialista de la Alemania hitleriana caracterizada por una sociedad débil, un Estado fuerte y una feroz persecución a cualquier tipo de disidencia o adversidad política. En la anterior centuria ya lo vislumbraba Octavio Paz: independientemente de la ideología de adscripción: derecha vs izquierda, liberal vs marxista, socialista o progresista, el Estado del siglo XX (el del siglo XXI más aun añadiríamos) se ha revelado como una fuerza más poderosa que la de los antiguos imperios y como un amo más terrible que los viejos tiranos y déspotas. Un amo sin rostro, desalmado y que obra no como un demonio sino como una máquina… una máquina que se reproduce sin cesar.
Aunque tomaba el mexicano para elaborarla, su reflexión, extensible a cualquier Estado del mundo actual, dada su génesis e historia común, bien pudiera ser de aplicación especial a los de países latinoamericanos, herederos de la conquista, colonización, tradición y cultura española. También señala Paz una característica destacable de este Estado, el venezolano no será la excepción: sus burocracias no son autónomas y viven en continua relación -rivalidad, -complicidad, alianzas y rupturas- con otros dos grupos que comparten la dominación del país: el capitalismo privado (de allí proviene MCM) y las burocracias obreras (de allí surge el liderazgo de NM). En nuestro país y en casi todos los países americanos es bien conocida la llamada “Comisión Tripartita” compuesta por los principales representantes y líderes de los grupos ya señalados. Esta mixtura al yuxtaponer conveniencias, intereses, ganancias y utilidades, superpuestos a cualquier ideología, no sólo convierte a ésta en lente de aumento a través del cual mirar la realidad de un país, también la trastoca en cristal deformante que produce toda clase de aberraciones, no cromáticas sino morales.
Aberraciones fáciles de diagnosticar en la Venezuela actual, su comprobación permitiría a cualquier lego hoy más que nunca reafirmar la certeza y vigencia de la siguiente reflexión paziana respecto de la composición del Estado moderno, sobre todo el venezolano: En un régimen de ese tipo el jefe de Gobierno -el Príncipe o el Presidente- consideran al Estado como su patrimonio personal. Por tal razón el cuerpo de los funcionarios y empleados gubernamentales, de los ministros a los ujieres y de los magistrados y senadores a los porteros, lejos de constituir una burocracia impersonal, forman una gran familia política ligada por vínculos de parentesco, amistad, compadrazgo, paisanaje y otros factores de orden personal. El patrimonialismo es la vida privada incrustada en la vida pública. Los ministros son los familiares y los criados del rey. Tocante a nuestro país bastaría una somera ojeada a la “Nomina Mayor” de la Administración Pública venezolana para certificar el cumplimiento del aserto: Familiares, compadres e íntimos del Presidente detentan los cargos más altos en la jerarquía estatal, indiferentemente de los poderes que la configuran.
Acompañado del anterior, el Estado Venezolano reproduce otro rasgo característico de regímenes totalitarios y es su acentuado tinte represor. Dada nuestra ascendencia monárquica, a pesar de que previo a nuestra independencia del Imperio Español apenas llegamos a conformar una Capitanía General adscrita al Virreinato de la Nueva Granada, tras independizarse Venezuela heredó el rasgo patrimonialista y autocrático del Estado español. Con contadas y honrosas excepciones los Jefes de Estado venezolanos han manejado la nación como si fuera una hacienda de su propiedad. Este persistente (hasta el presente) rasgo colonial, unido a la rápida conversión de un Estado cuasi feudal en uno moderno, gracias al repentino advenimiento de la explotación petrolera, ocurrida a principios del siglo XX y adelantada por los grandes trust transnacionales, tras la muerte del Dictador Juan Vicente Gómez posibilitaron prefigurar un Estado en el que coexistían un capitalismo burocrático y un gobierno caracterizado por la alternabilidad partidista cuyo énfasis estuvo puesto en las mejoras sociales de la población venezolana: El Estado Benefactor (paternalista) y sus intentos (frustrados) de sacarnos del “Subdesarrollo” Tercermundista. Esta característica de la llamada Cuarta República quedó en el olvido con la ascensión de Hugo Chávez al Poder, financiada y permisada por los Regentes del Planeta, sobremanera la Corona Inglesa y el Vaticano, y no por la voluntad popular como han hecho creer al pueblo venezolano. Los olvidadizos podrán fácilmente retrotraerse a los inicios de su mandato y recordar sus referencias a la Tercera Vía propiciada por su “amigo” Tony Blair, Primer Ministro inglés para esa época, y su encuentro con el político británico. Esta deriva y veleidades liberales llegarán a su fin cuando Chávez anuncia la adhesión de la Revolución Bolivariana al Socialismo del Siglo XXI y sus intentos por conformar un partido único, derivando así hacia la conformación e inauguración de un Estado cuya praxis política a la postre estará emparentada con la de las burocracias totalitarias existentes en el Este europeo durante el periodo previo a la Perestroika Soviética y Cuba. Países en los que, la mal llamada “Sociedad Civil” (otra invención liberal) y sus derechos, junto con la separación y contrapesos de poderes, desaparecieron casi enteramente: fuera del Estado no existe nada ni nadie. Si se es una sola vez desde el Ser, el Estado es el ser y la excepción, la irregularidad y aún la simple individualidad son formas del mal, de la nada.
Imperativo para un Estado de esta tesitura eliminar, vigilar y castigar la irrupción de esas “malignas” formas y comportamientos, bien sea por caminos legales y cuando no sea posible entonces deberá acudir a la vía nefanda. En el ínterin se elaborarán leyes que permitirán criminalizar y judicializar toda disidencia, toda protesta: aquí en nuestro país la Ley Antifascista y las Leyes contra el Odio son buenos ejemplos. Lo paradójico de este comportamiento de la burocracia estatal es que sus representantes proyectan su particular manera de ser en los otros a quienes acusan y criminalizan, tiñendo de fascismo su propio accionar. La reapertura de cárceles anunciada por NM, más parecidas a campos de concentración o centros de tortura y no a penitenciarias orientadas a la reeducación y redención de prisioneros, con el objetivo de encarcelar a los adversarios políticos, detenidos arbitrariamente sin el debido proceso, incluyendo mujeres, personas enfermas o con movilidad reducida, y menores de edad, deshumanizados hasta el nivel de negarles todos sus derechos legales y torturarlos; la invasión a hogares sin órdenes judiciales y el secuestro de los detenidos por parte de agentes enmascarados, sin que sus familiares conozcan su paradero; inclusive el marcaje de las casas y residencias de los partidarios de la oposición y la contratación e incorporación de agentes y soldados extranjeros en rol de mercenarios “disfrazados” con uniformes de las fuerzas armadas y policiales nacionales, compendian un modus operandi represivo que con el pasar de los días tiende a globalizarse replicándose en cualquier país. Estas acciones vejatorias, sumadas al decomiso de celulares de transeúntes o personas sospechosas de ser militantes opositores, y el despido injustificado de empleados públicos a quienes se les descubran inclinaciones contrarías a la supuesta ideología del gobierno, por ejemplo tan siquiera por dar like a un mensaje, foto o video de algún líder de la oposición, además de reducir cada prisionero, cada militante de la oposición, a un no-ser, convierten estos nuevos campos de concentración y este accionar represivo del Estado presidido por NM en la expresión política de la ontología implícita a imponer en las ideocracias[1] totalitarias del Siglo XXI, caracterizadas principalmente por la construcción y fortalecimiento de un Panóptico de alcance mundial, cuyas estructuras físicas, digitales y virtuales permiten mantener vigilada y atemorizada a toda población, cualquiera sea el territorio y el país, incluyendo a cada uno de los residentes en él y también a aquellos que emigraron huyendo de la barbarie o de la persecución política y hoy residen en países vecinos o en otros continentes.
Sorprendente inversión de valores que seguramente habría estremecido a alguien tan crítico del Estado Moderno como el mismo Nietzsche, casualmente tildado de fascista post morten, quien también vincula el Socialismo con el Despotismo (nada casual que en Venezuela los dos vayan tomados de la mano), cuando sostiene que es su hermano menor cuyo legado quiere recoger. El pensador alemán, que tras su crítica demoledora del Estado moderno postulaba el Nihilismo como destino, también era de la idea de que en el fondo todos los esfuerzos del socialismo son reaccionarios, porque prioriza al Estado por sobre el individuo, al igual que el autoritarismo, pero incluso lo supera, ya que trabaja en el aniquilamiento formal del individuo, de allí su acentuada desconfianza del estatismo socialista. Si hay algo que todo el mundo debería tener claro es que el Socialismo de cualquier tiempo, incluido el del siglo XXI, y su deriva libertaria o progresista, representada por diversos grupos sociales encarnados hoy en el Movimiento LGBTQ, el feminismo de Tercera Ola, el ecologismo, entre otros, también financiados por la Elite globalista, es sólo una de las piezas de la “pinza” polarizante, dispositivo de control social utilizados por los Regentes Globales para mantener su dominio milenario sobre la Humanidad. La otra pieza es el liberalismo de derecha o ultraderecha, opuesto al Socialismo; su característica principal es la promesa de vivir en un mundo donde todos seremos libres y felices. Nada más alejado de la realidad porque al final Socialismo y Liberalismo son las caras de una misma moneda denominada Capitalismo, uno de Estado y el otro privado o como suele llamársele actualmente Corporatocracia. Mientras en unos países sus pueblos huyen y reniegan del Socialismo por causa de su deriva totalitaria, deseosos de abrazar el liberalismo de derecha y su promesa de felicidad y libertad, en otros, debido a la desidia de sus gobernantes que sólo ejecutan políticas beneficiosas a la clase empresarial capitalista y orientan los ingresos estatales a su enriquecimiento y beneficio personal, la gente lucha por acceder a gobiernos cuyo énfasis supuestamente esté puesto en lo social. Así, los regentes planetarios atizan el fuego del caos mundial donde lentamente preparan el caldo de cultivo del gobierno totalitario mundial.
Aparentemente ningún país ni nadie tiene la posibilidad de escapar de esta doble pinza. En el caso que nos atañe muchos piensan que MCM y su equipo representan la salvación del país de las garras del ogro socialista representado por NM y sus adláteres, nada más lejos de la realidad. Tal vez NM continúe gobernando, quizás EGU acceda a la Presidencia de la Republica… No lo sabemos. De lo que sí estamos seguros, aunque muchos no lo crean, es que de ocurrir su ascensión a la máxima jerarquía ha de ser porque así lo dispuso la elite gobernante mundial y no porque lo hayan decidido los electores venezolanos. También nos acompaña la certeza de que si los representantes de la “derecha” acceden al poder continuaría la confrontación y el país terminaría de caotizarse, dado que, además de no tener un Plan de Rescate, sus decisiones políticas estarían en contra corriente, dirigidas a cumplir los mandatos de la Elite Regente: completar la tarea que NM no ha podido cumplir debido a los obstáculos constitucionales que ha encontrado, ejemplo de esto lo constituye la Ley Antibloqueo aprobada por la Asamblea Nacional, anticonstitucional por donde quiera que se le mire. Prueba de lo dicho anteriormente es que cuando algún comunicador o entrevistador le pregunta a MCM sobre sus planes para recuperar nuestra nación, hábilmente elude la pregunta respondiendo que por ahora lo importante es la reconciliación nacional. A pesar de esta certeza, también creemos que es posible escapar de esa polarización perversa mediante la insurgencia de una tercera fuerza política que aglutine el descontento de los partidarios de los dos polos en pugna, cuyo liderazgo no este cooptado por los poderes imperiales globales y además de las promesas de rigor tenga como norte la ejecución de un verdadero plan de Rescate de la República Bolivariana de Venezuela que al permitirnos concluir de una vez por todas nuestra independencia definitiva, cierre el Siglo XIX y el sueño inconcluso de Bolívar plasmado en su discurso de Angostura referido a la realización de un proyecto civilizatorio novedoso y diferente a los ya conocidos, en el que el imperativo no sea convertirnos en una Potencia que sojuzgue y domine a las demás naciones del Orbe, tal como históricamente ha ocurrido hasta hoy: Volando por entre las próximas edades, mi imaginación se fija en los siglos futuros, y observando desde allá, con admiración y pasmo, la prosperidad, el esplendor, la vida que ha recibido esta vasta región, me siento arrebatado y me parece que ya la veo en el corazón del universo, extendiéndose sobre sus dilatadas costas entre esos océanos que la naturaleza había separado, y que nuestra Patria reúne con prolongados y anchurosos canales. Ya la veo servir de lazo, de centro, de emporio a la familia humana. Ya la veo enviando a todos los recintos de la tierra los tesoros que abrigan sus montañas de plata y de oro. Ya la veo distribuyendo por sus divinas plantas la salud y la vida a los hombres dolientes del antiguo universo. Ya la veo comunicando sus preciosos secretos a los sabios que ignoran cuán superior es la suma de las luces, a la suma de las riquezas, que le ha prodigado la naturaleza. Ya la veo sentada sobre el Trono de la libertad empuñando el cetro de la Justicia, coronada por la Gloria, mostrando al mundo antiguo la majestad del mundo moderno.
Actualmente no sólo los venezolanos nos encontramos sumidos en una prolongada emboscada que ya dura un cuarto de siglo, la Humanidad entera se encuentra sometida al oscuro yugo impuesto hace milenios por los creadores del Estado, ese amo sin rostro, desalmado y que obra no como un demonio sino como una máquina… una máquina que se reproduce sin cesar. Aunque pudiera parecer una utopía poder escapar de él somos de la creencia que mientras más personas atinen a salir de la oscuridad elevando su nivel de conciencia más cerca estaremos de alcanzarlo y hacer realidad el sueño de nuestro Padre Libertador: Nunca debemos perder la esperanza de que seremos los venezolanos quienes sirvamos de lazo, de centro, de emporio a la familia humana y de propulsores de una nueva manera de concebir el Estado, más humana, menos cruel.
[1]Ideocracia es un sistema de gobierno o de organización política y social basado en una ideología monística. Se trata de sistemas políticos en los que existe una ideología dominante profundamente enraizada en la política y donde, generalmente, la política está presente en la mayoría o en todos los aspectos de la sociedad. La ideología de una ideocracia se presenta como un sistema absoluto, universal y supremo para la comprensión de la vida social, de forma similar a la de un dios en una religión monoteísta. (Wikipedia).